La cartografía de la polio se moderniza

La geolocalización garantiza que cada vez se queden menos niños sin vacunar
Por Tolu Olasoji
El año pasado, cuando los vacunadores contra la polio se desplegaron por zonas de la República del Congo para detener un brote, llevaban en sus bolsillos una nueva y poderosa herramienta: teléfonos celulares que rastreaban su progreso a medida que iban de puerta en puerta. Equipados con una aplicación móvil, los teléfonos enviaban datos a un centro de mando donde el personal podía ver en un mapa digital si quedaban viviendas por visitar y redirigir a los equipos sobre el terreno.
Con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud y otros integrantes de la Iniciativa Mundial para la Erradicación de la Polio, el país es pionero en el uso de lo que se conoce como seguimiento geoespacial para detener los brotes de polio. En lugar de confiar en mapas dibujados a mano que son propensos a errores, los líderes del equipo de respuesta pueden ver con precisión milimétrica dónde han estado los vacunadores y qué hogares no visitaron. Esto sucede en tiempo real siempre que exista una conexión inalámbrica disponible. Tal velocidad y precisión son cruciales para garantizar que una vacuna llegue a cada niño y se detengan los brotes.
«Todo lo que tienes que hacer es poner a cargar tu teléfono y asegurarte de encender el rastreador cuando sales a la calle. Simplemente me lo pongo en el bolsillo y voy de casa en casa», dice Sandrine Lina, una de las vacunadoras capacitadas por la OMS.
Sandrine Lina (izquierda) y otros vacunadores salen a las calles con teléfonos celulares que rastrean su progreso durante una campaña de respuesta a un brote de polio en la República del Congo.
Image credit: Marta Villa Monge/WHO Africa Office
Ella y otros vacunadores salieron a las calles en junio de 2023 con cientos de teléfonos después de un brote del poliovirus variante de tipo 1. En 2020, la región africana de la OMS fue certificada como libre del poliovirus salvaje. Pero esta otra forma de polio, conocida como poliovirus derivado de la vacuna o variante, sigue siendo una amenaza. Estos casos se producen en raras ocasiones cuando el virus vivo pero debilitado presente en las vacunas orales circula el tiempo suficiente a través de las aguas residuales en comunidades con bajas tasas de vacunación para mutar a una forma potencialmente peligrosa.
La clave para detener estos brotes es llevar a cabo una exhaustiva campaña de vacunación. El seguimiento geoespacial desempeña un papel crucial, generando mapas y modelos inteligentes. «La plataforma nos brinda la oportunidad de identificar los asentamientos que tienen una cobertura deficiente, donde no hemos visto muchos rastros de equipos de vacunación, y podemos descargar la información para orientar los procesos», explica Kebba Touray, jefe del Centro de Sistemas de Información Geográfica de la OMS para la región africana.
Una primera generación de la tecnología se utilizó en Nigeria a partir de 2012, lo que contribuyó a la certificación de la región como libre de poliovirus salvaje ocho años después. «Eso es lo que dio origen a esta idea innovadora de garantizar que los asentamientos estén cartografiados», señala Touray. También se ha utilizado en Camerún.
Para la campaña de vacunación de junio, dirigida por el Ministerio de Salud de la República del Congo, se distribuyeron alrededor de 500 teléfonos inteligentes cada mañana a los vacunadores. Al igual que un rastreador de actividad física, la aplicación móvil cuenta los pasos y traza las coordenadas en un mapa, junto con detalles esenciales como fechas y horas. Los vacunadores también pueden utilizar los teléfonos para recopilar datos sobre el terreno, como los nombres de los asentamientos, información sobre los hogares y las razones dadas por quienes se niegan a vacunarse.
Esa información alimenta una base de datos que los responsables del centro de operaciones pueden supervisar en tiempo real. Se muestra en un panel de control en línea a través de un mapa de calor que colorea las áreas en tonos verdes y rojos. «El verde indica que los vacunadores han pasado por esas zonas, y las zonas rojas indican que, efectivamente, esas zonas estaban previstas, pero ningún equipo pasó por ellas», explica Derrick Demeveng, analista de datos y sistemas de información geográfica que trabajó con el equipo de respuesta de vacunación.
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